Lepanto
Pueblo animado con un largo paseo marítimo y un puerto en el centro muy bonito, tras el que se levanta una montaña con una fortaleza pintoresca.
Resulta que sin proponérmelo acabé en Lepanto, que resultó ser el nombre en Italiano y español de Náfpaktós, enclave famoso por ser frente al que tuvo lugar la gran batalla naval entre la Liga Santa y la escuadra otomana. Que, a su vez, tuvo más renombre por ser en la que Cervantes fue herido y perdió su mano (“El manco de Lepanto”), motivo por el que se le erigió una estatua que fue la que me alertó de que me encontraba en tal lugar, “pos va a ser que tiene que ser esto Lepanto…”. La población tiene cierto tamaño (unos 10.000 habitantes) y tiene 2 playas de piedras que se extienden a los laterales del pequeño puerto viejo que se encuentra a los pies de sus murallas. Su paseo marítimo tiene multitud de terrazas y pequeños hoteles, no muy bonitos ni interesantes, pero la parte vieja tiene ambiente y está bien. La atención la acapara el coqueto puerto semicircular con sus murallas encarando el mar; alrededor del mismo se acumulan los bares y restaurantes, y poco más atrás se alza una montaña en la que se encaraman diversas casas entre las que se vislumbran viejas murallas; una fortaleza despunta más arriba.
|
Con el manco de Lepanto
|
DELFOS
El actual pueblo surgió hace un siglo en las faldas del Monte Parnaso, junto a las ruinas de la antigua ciudad de Delfos y con vistas a un bonito valle de olivos que desemboca en el Golfo de Corinto. El pueblo es pequeño, su única fuente de dinero proviene del turismo, y como tal solo tiene tabernas, hoteles, supermercados y tiendas de recuerdos. Con todo, aproveché para realizar caminatas por los olivares circundantes, y para visitar con detenimiento las ruinas y el museo contiguo en donde se exponen todos los elementos decorativos y estatuas que extrajeron del yacimiento. La visita con detenimiento a ambas cosas me llevó 4h., y para mí su mayor atractivo reside en el enclave en el que se encuentra , parapetado por las Fedriades, en la ladera del Monte Parnaso y dominando todo el valle. La conservación de lo expuesto es bastante buena y el yacimiento de la antigua ciudad es hoy en día un conjunto de cimientos y algunas columnas levantadas con fragmentos parciales; visitarlo a primera hora sin gente me permitió hacerlo casi en silencio. También a un costado se encuentra la Fuente de Castalia, de cuya agua en un origen se valía Gea para predecir el futuro (interesante toda la historia de la conquista del lugar por Apolo venciendo a Gea (tierra) en su forma de Python, de ahí el nombre de la sacerdotisa adivina del Oráculo de Delfos-Pitonisa). El resto, caminatas agradables entre los bosques de olivares.
|
Delfos |
|
Delfos |
|
Monte Parnaso |
|
Delfos |
KALAMBAKA-METEORA
Un lugar con una panorámica espectacular y surrealista que parece inaccesible y que sin embargo puede recorrerse en una mañana de caminata.
Kalambaka es un pueblo de unos 3.000 habitantes que ha crecido a los pies de los célebres monasterios de Meteora, patrimonio de la Humanidad y maravilla de la naturaleza y del nombre que propició mi elección del destino griego. El pueblo no tiene nada de nada, al igual que su vecino Kastraki, simplemente están repletos de hoteles. La ruta puede hacerse entera a pie sin problema alguno, completando una vuelta completa en unas 3h. + el tiempo que se le quiera dedicar a los monasterios. El camino tiene un tramo de subida inicial corto y sencillo pero exigente (un Angliru en trekking) que se recorre en 30 min. y tras el que llegas a un altiplano desde el que se accede a todos los monasterios que distan entre sí unos 5km. Ocupando 2 valles. Seis de ellos son visitables, pero cada uno tiene sus horarios y días de cierre, además de que son muy parecidos entre sí. La entrada cuesta en todos ellos 3€, dos de ellos son de monjas (Roussenou y Stephanos) y el del Gran Meteora (ojo, cierra martes y miércoles) es el más grande y completo, el único ineludible porque hace las veces de museo de la vida monástica en tiempos pretéritos y tiene un pequeño museo de la religión ortodoxa y de la Historia griega. Yo vi éste, el de Varlaam y el de Stephanos; el último es el que menos se distingue.
|
Con este sistema se proveían los monjes |
No hay comentarios:
Publicar un comentario