lunes, 14 de abril de 2014

Peloponeso Grecia

 CANAL DE CORINTO
Antes de entrar en el Peloponeso hay que cruzar el canal de Corinto. Ambiciosa obra ya planeada y empezada por los romanos (el mismito Nerón hizo el primer agujerito con un pico de oro. Creo que se dio en un pie, era tan torpe ...), pero abandonada muy pronto y no terminada hasta el s. XIX, tiene un acceso muy fácil al puente sobre el mismo canal. Se debe salir antes de la autopista y dirigirse hacia Corinto. Pronto se llega a una placita con tiendas y bares para turistas. Allí mismo aparqué, a 10 metros del canal. Vale la pena pararse a ver el tajo de 6 km de largo y 90 metros de altura y el paso de los barcos bajo nuestros propios pies. Hay excursiones para cruzarlo navegando.
 NAUPLIA
Fue la primera capital de Grecia. Hoy es un pueblo costero muy agradable y en un bonito enclave. Tiene un par de calles con bella arquitectura señorial y pasa por ser uno de los más bonitos pueblos de Grecia. Vamos a aceptarlo porque en Grecia no hay muchos pueblos que podamos calificar como "bonitos", me refiero a la Grecia continental, la que conozco, pero en realidad tampoco hay que esperar un gran conjunto histórico-artístico, porque nos decepcionaría. En lo alto, dos fortalezas defienden el pueblo, y un pequeño castillo de bella estampa se levanta en un islote frente al puerto.


EPIDAURO
Teatro de Epidauro
Desde aquí, continué hacia Trípoli, bordeando la bahía de Nauplio y luego subiendo las montañas con una carretera de mucha curva, algo frecuente en todo el Peloponeso, debido a su orografía. Pasado Trípoli, que nada tiene que ver, salvo un museo arquelógico, que no visité, seguí hasta Esparta, que aun tiene menos, ciudad moderna sin el menor interés. Pero a 7 km se encuentran las ruinas de Mistras.

 






MONENVASIA
A unos 100 km y a casi hora y media de Esparta se halla Monenvasia, un pequeñito núcleo urbano situado en un espectacular emplazamiento junto al mar y a los pies de un escarpado peñón rocoso unido a tierra firme sólo por un puente. El recinto está amurallado y es peatonal, el coche se aparca fuera. Curioso el lugar por su situación, el entramado callejero tiene su encanto por su irregularidad, sus construcciones de piedra, su situación junto al mar y bajo la mole rocosa. Eso sí, se ve poco auténtico, ya que todo es producto de una restauración reciente y no acabada, se continúan rehabilitando casas, calles, hoteles etc. La visita se puede hacer en una o dos horas como mucho, aunque es un muy agradable sitio para pasar una noche por sus impresionantes tranquilidad y situación. 


 GHITIO




OLIMPIA
 Como es normal en esta época del año, los recintos arqueológicos hay que visitarlos lo más temprano posible, de lo contrario el calor es agobiante y te encuentras entre un mar de turistas que te impiden ver con tranquilidad todo aquello. Así pues a las 8.00 h. entramos a visitar la antigua Olimpia. Para mí ha sido, junto con Nemea, lo mejor del viaje. Es impresionante ver la palestra, el taller de Fidias, la casa de Nerón, la única columna que queda en pie del templo de Zeus, el Estadio Olímpico, el Filipeion, y por su puesto el museo, donde se pueden contemplar los frontones del templo de Zeus. Solo puedo decir que sería imperdonable no visitar estas maravillas estando en Grecia.
Alrededor de las 12.00 marchamos dirección Andrítsena, pasando por paisajes calcinados por los incendios hasta justo antes de llegar al pueblo. Poco antes de llegar cogimos el camino que lleva al templo de Apolo Epicúreo en Vasses, patrimonio de la humanidad. Aunque la carretera es malísima, es otra de las visitas obligadas. Después nos fuimos a Andrítsena, donde comimos en un restaurante muy peculiar. Era de una señora de unos 80 años que nos enseñó lo que tenía cocinado en las cacerolas. Los cubiertos y platos eran cada uno de vajillas diferentes, pero la comida estuvo exquisita. De allí nos fuimos a Stemnitsa, pasando antes por la garganta del rió Lusio. Impresionante el paisaje, y las ruinas de Gortina donde se encuentra lo que queda del templo de Esculapio. Nos refrescamos un poco en el rió, cuya agua estaba helada, y seguimos a visitar el monasterio de San Juan Bautista. Tras media hora de bajada y posterior subida a pie, nos encontramos con este pequeño monasterio colgado literalmente de la roca. Entramos en él y después de ver la capilla, la antigua está en la misma roca, del siglo X el pope nos ofreció un vaso de agua y un café de estos que despierta a los muertos. Estuvimos media hora hablando de varios temas y nos fuimos a ver Stemmitsa, precioso pueblo donde el pope jugaba a las cartas con los parroquianos al lado de nosotros mientras tomábamos un refresco. Después fuimos a Dimitsana, donde recorrimos sus calles y compramos en una panadería un pan de los de antes. A las 22.00 h. volvimos al hotel en Olimpia.


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